El mate nuestro de cada día

 Las desafortunadas declaraciones de #LaChetadeNordelta han causado en la sociedad argentina y marplatense diversos efectos, sin duda las reacciones de la población serán un fenómeno sociológico digno de ser estudiado
Como argentino, como residente de Mar del Plata y como habitual bebedor de mate no deja de sorprenderme lo que sin saberlo ni buscarlo, ha logrado la exitosa cirujana nordelteña: una reacción masiva en cadena a favor del mate pero mayormente el efecto se centró más allá de esta típica infusión: Ha logrado UNIR a la gente. La grieta, la herida, la separación que había entre los argentinos por cuestiones políticas en los últimos años ha logrado cicatrizarse en horas. Después de haber visto esa enorme masa de seres humanos en marcha hacia la playa a pesar de los fuertes vientos dentro de mí algo ha cambiado: ya no soy el mismo. Lo que ha ocurrido en la Bristol con réplicas en el interior del país y en Uruguay tiene las características de una gran bomba espiritual.
Este suceso rompió tdas las barreras de contacto que había en mi mente. No he visto en mi vida ninguna religión, partido político ni filosofía capaz de lograr lo que ocurrió en la tarde de la mateada en la Bristol: Chetos, Cumbieros, Héteros, Homos, Emos, Floggers, gente sola, Familias... todos eran un solo grupo, una gran manada de gente dispuesta a compartir y pasarla bien. Ni siquiera el famoso Pokémon Go ha logrado sacar a tanta gente fuera de casa para ir a pasear.


Esta reacción sociológica ante un archivo de audio de casi cinco minutos ha puesto en evidencia que la argentinidad de la buena continúa vigente: los argentinos somos hospitalarios, buena gente y sobretodo pacíficos.
Por años nos hicieron creer (o al menos lo intentaron) que había mejores y peores, que había culpables y enemigos por doquier, etcétera, etcétera, etcétera, pero en la profundidad de nuestro ser somos esa gente bonachona y pacífica capaz de todo por quienes amamos. Cuando ese ser interno es invocado, no existe caparazón capaz de frenarlo, es una fuerza tan grande que trasciende todo, eso, señoras y señores es el amor que habita en cada uno de nosotros.
¡VIEJA, PONÉ LA PAVA QUE YA LLEGARON LAS VISITAS!!!



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